lunes, 10 de noviembre de 2008

El miliciano y la escritora.

El doctor Aymerich era feliz con tal de que le dejaras hablar sin importarte que se metiera en largas digresiones o se demorara en detalles irrelevantes. Gracias a sus pláticas, en las que a veces se sorbía la saliva en el momento de aspirar asmáticamente el resuello, me enteré de que John Dos Passos no quiso coincidir en el Voramar con Hemingway porque ya estaban peleados y andaban uno huyendo del otro, pero sí vino la escritora norteamericana Dorothy Parker, que era la diva de los círculos de intelectuales y artistas de Nueva York. La terraza estaba llena de milicianos y de brigadistas con piernas escayoladas y cabezas vendadas, todos mezclados. Algunos asistían al concierto tumbados en camillas con heridas recibidas en el frente de Madrid. Parece que Dorothy Parker vivió aquí una intensa pasión de tres días con uno de los milicianos, un tal Juanito Ruano. Después del concierto cogió de la mano a este soldado convaleciente, que por lo visto era el más guapo de todo el hospital, y se lo llevó hacia la oscuridad de la playa.

-En el cristal de la alacena de Juanito Ruano -me dijo el doctor Aymerich- puede que haya una foto amarilla con la escritora cogida de su brazo y la cabeza doblada sobre su hombro, con el rostro feliz. El hombre se salvó de la herida de bala en la cabeza de puro milagro, pero no se ha recuperado aún de aquella aventura. Todavía va contando la historia por los bares de Castellón, y como nadie sabe quién era Dorothy Parker, la gente lo toma por loco. En los hospitales de sangre el sexo suele ser frenético, muy desesperado. Este país olía a muerte por todas partes, pero, en medio de la agonía, en este hotel hubo momentos muy bellos y pasiones muy primitivas.

http://www.barcelonareview.com/34/s_dp.htm

2 comentarios:

Déborah C. dijo...

¿Sabes que fue en ese Hotel Balneario donde apareció mi bisabuela sifilítica?
O_O

Ramonal dijo...

Entonces, ¿al final follaron?